Agradezco el apoyo de Tina French, por regalarme algunas de las fotografías aquí expuestas.
A Sergio García Michel, Dios lo bendiga donde quiera que se encuentre, por las imágenes de la entrevista realizada a Diana Mariscal para la revista "Nuestro Cine", Noticiario 8 - 16, realizada por Eduardo Martínez, como presentación de la película de 16 milímetros "Recuerdos de una Flor" protagonizada por Diana Mariscal en 1972, del Director Roberto D´Luna.
A Myrna García Michel y Jennifer Boles, por las fotos promocionales de la película "Todos los Caminos van Anexas" (Sergio García, 1971).
A Sergio Grippling por sus detalles de los videos de las canciones de Diana Mariscal en Youtube, y finalmente por su pasión y cariño puesto en Diana Mariscal, gracias!
También a Roberto Fiesco, quien me dio muchas referencias sobre publicaciones relacionadas con Diana Mariscal, agradezco su caballerosidad.
Mi total gratitud a la Maestra Zonia Rangel Mora, por haber compartido conmigo los mensajes de Sai Baba, y por el entusiasmo que despertó en mi para que lograra conocer a la divina Diana Mariscal, mi total agradecimiento.
Al muralista Julio Carrasco Bretón por su amistad, cariño y total apoyo para la recuperación de la memoria de Diana Mariscal.
A Alfredo Gurrola González por obsequiarme una copia de su película "Descenso del País de la Noche". Muchas gracias!
A Jorge Arturo Salgado por compartir las Canciones de Diana Mariscal, por su amistad.
A José Antonio Carbajal por su interés y participación para la publicación del Disco Inédito de Diana Mariscal para ORFEÓN VIDEOVOX Producción 2017.
A los Ejecutivos de ORFEÓN y en especial a Alfredo Calderón por la recopilación, remasterización y publicación del Disco de Diana Mariscal y Rockin Devil´s ORFEÓN VIDEOVOX Producción 2017. Muchas gracias por publicar temas de Diana Mariscal inéditos que ahora podremos disfrutar.
A Jorge Ojeda por compartir sus Lobby Cards de Cine Mexico y a José Alejandro Bayardi Nava por sus orientaciones entorno a Diana Mariscal como cantante de baladas y anécdotas para el recuerdo.
A Federico Arana, por su libro "Guaraches de Ante Azul", publicación con anécdotas sobre Rock Nacional, y por haberme conseguido algunas fotos de la película "Fando y Lis" expuestas en el presente blog.
a Nicolás Ríos Chagoya, Jesús González, Salvador Villafuerte y José Luis Contreras por su amistad, y también por la pasión por coleccionar discos Lp´s de Rock and Roll Mexicano.
A la Maestra Nadine Markova por las bellas fotografías que hizo de Diana Mariscal.
Todo mi agradecimiento a Ricardo Castellano por compartir algunos temas de la Música Ye-ye Latinoamericana de los años 60´s y por su entusiasmo por hacer mejores colecciones musicales.
A Manuel Cañibe y Victor Avelar por su interés en la obra artística de Diana Mariscal.
A Armando Cristeto Patiño Torres por compartir conmigo su trabajo fotográfico sobre Diana Mariscal que alguna vez hiciera con la participación de Adolfo Patiño Torres y Ángel de la Rueda en 1975 y 1977 como parte de los trabajos artísticos del Grupo de Fotógrafos Independientes.
Mi reconocimiento para Gustavo Zamora por alimentar con imágenes de Diana Mariscal el presente Blog, por su entusiasmo y pasión por la música de los años sesentas.
A Diana Mariscal por su encanto, por su belleza, por su voz que es maravillosa. Ella es un tesoro invaluable y la razón de ser del presente blog.
A Luis de Llano Macedo por compartir sus memorias sobre Graciela Romero y Diana Mariscal.
Al célebre Artista y Fotógrafo Antonio Caballero Rodríguez por los bellos y míticos retratos hechos a Diana Mariscal para la Revista Nocturno.
Al célebre Artista y Fotógrafo Antonio Caballero Rodríguez por los bellos y míticos retratos hechos a Diana Mariscal para la Revista Nocturno.
Finalmente a la Biblioteca México "José Vasconcelos" de la Ciudadela por tener accesible al Público un acervo de Revistas de los años sesentas que sirvieron para la realización de este blog.
Elegía a Diana Mariscal
Diana Mariscal, ¿Cómo has dispuesto los
utensilios de los que te vales para filtrar tu belleza?, yo he puesto todo mi empeño para rastrearlos en todo aquello que miro, una
chica cruza las piernas en Vanidades, la revista de la Industria de la belleza, la modelo me hizo recordar el
contorno de tus pestañas, ahora el
recuerdo de tu presencia contiene tu
cuerpo entero, yo solo me traslado al momento en que comenzaste a hablar de ti. ¿Por qué dices que llevas desajustado tu
cinturón?, si solo es una antípoda
impuesta por la moda, tus manos dispuestas como la mujer de la revista, son breves gestos involuntarios o la
señal de un juego fantástico para guiar mis pasos por la puerta que ahora
señalas.
¡Deja ya de encumbrar aquella mujer que cruza las piernas!, me dije a mí mismo,
mientras me puse de pie para seguir tus pasos. Me sentí absolutamente dispuesto
a cruzar el umbral desde donde dijiste
haber venido, sí, tu voz ahora fue más clara que en un principio, imaginé
que tu voz se encontraba encapsulada en alguna parte de mis recuerdos que ahora
confundo con el murmullo de las hojas que encuentro a mi paso, tu mirada produjo una vibración que provocó que los peces de la fuente rompieran la quietud del agua, pero tú dijiste alguna vez que las
Playas son prefectas para bañar tus pies, yo supongo que también en esta
fuente tus pies fueron humedecidos por los peces que ahora me reciben con la
timidez de un aleteo sincrónico, son ya las tres de la tarde, hace algunas
horas debí haber llamado a mi Madre, para confirmar la hora de su llegada, ella
sabe que su hijo puede llegar retrasado con ayuda de cualquier pretexto, pero no pienso dejar esto
inconcluso, porque prometí volver a
escribirte cuando la nostalgia
hiciera uso de su cruel artificio para invocar tu recuerdo más necesario, recuerdo la vez que visitamos una tienda de
pelucas, realmente no sabía que color deberías usar , a juzgar por la variedad
de estilos que había en el lugar yo te
sugerí que lucieras tu cabello rubio
platinado, pero contigo es difícil encontrar un punto medio sobre los atuendos
y decoraciones que puedan concretar tu personalidad, porque tu voz es muy dulce
y cuando subes de tono para cantar luce muy sensual, como podría imaginar que
siempre vistas colores oscuros o blancos si tu presencia responde más a un acto
de magia que a un hecho concreto cotidiano. Con tu mirada dices que has bajado
del Cielo, con tus manos provocas el temblor de los asistentes. Recuerdo cuando
compré el disco promocional de “Fresas con Miel”, canción que escribiste, un
poco para compensar la idea de que el
Amor es amargo, feo y hace mal. Aquel día puse el disco y escuche tu voz, tuve
la sensación de que la melodía responde más a un destello angelical de tu
personalidad sobre cualquier idea de Amor que pudiera haber encontrado en un libro, pero
me siento como aquel joven aludido por Salvador Novo en “Nuevo Amor” que añora
los ojos azules de su amada y donde la Luna no tiene nada que ver con las
breves luciérnagas que nos vigilan, escribe Novo. En mí, quedó la presencia de tu mirada tan fresca y llena
de asombro como la primera vez que te observé mientras salías del Teatro Lírico, aquella
tarde, eras como luz atrapada en un vestido que flotaba sobre tu cuerpo, al poco tiempo, unos meses después de aquella
presentación, te encontré en una librería en la Zona Rosa, ¿Cómo sería posible
pasar de largo sin advertir tu presencia extraterrenal?, no quise saber más de
perfumes, ni de fragancias vendidas por
catálogo, ese día decidí abordarte, sin vacilación alguna. Tu no querías
arruinar tus pestañas, no querías que tu cara enrojeciera con nada, pero la fuerza
de tus primeras palabras que expresaste cimbraron mis sentidos, será que no
tenía pensado que me propusieras ser tu novio, y menos al inicio de una comida
donde todavía ni siquiera sabíamos que
comeríamos. Aquel día abandoné “La Casserole”, con la idea de que habías
tocado mi cuerpo y alma, hasta ese momento pude conciliar mis deseos con la
razón que provoca el convencimiento de que la casualidad es una mezcla de
eventos que resultan imprevisibles. Cuando
por fin decidimos que comeríamos, tú comenzaste a jugar con el agua, tu dedo
índice entró en contacto con el liquido transparente, yo
pensé en ese momento que tal vez querías
que yo te comentara alguna anécdota o rompiera el silencio entre ambos, pero yo
seguí poniendo los ojos sobre ti, en efecto convencido de que querías que fuera
tu novio, imaginé como lucirías con una bata blanca cocinando para tus
invitados, en una cocina donde tu cuerpo fuera azotado por el calor del horno y
tú derretida con tu maquillaje y tu sombrero de fieltro azul celeste se pusiera más oscuro. No pude contener la
risa, entonces te volviste más terrenal que angelical cuando te revelé el
motivo de mi risa. Luego continué pensando en silencio como debería ponerme a la altura de los hechos, al aceptar
un compromiso en donde teníamos que ver tú y yo. La comida fue para ti, como
algo que podría remplazarse por otra cosa, quizá el silencio suplía de mejor
manera la necesidad de escuchar el mejor consejo o halago que te pude haber hecho aquella tarde, pero
yo fui en ese momento más un aprendiz de
mi propia persona que un hombre experto en materia de psicoanálisis o ese
alguien que con más relajación pudiera abordar la situación de otra manera,
quizá empezando por tomar tu mano. Pero
mi caso, fue en aquel momento, algo que en sí era una revelación que me ponía nervioso, más allá de lo que
pudiera haber pensado sobre tu posible papel de cocinera u otra cosa que te obligara
a ser lo que por tu propia naturaleza no
te permitiera desempeñar, entonces me di
cuenta de que tu presencia iba más allá de lo que la vida práctica nos tiene
previsto, recuerdo como tus labios parecían encarnar una mariposa que ondula en
el aire mientras acercabas la copa de vino que para entonces te habían servido.
Tu piel era muy blanca, tan blanca como la leche, como pudieras permanecer tanto tiempo bajo el Sol, pensé, podrías
desaparecer en cuestión de horas, mientras masticaba supe que algo de ti no era
terrenal, si bien al inicio de nuestro encuentro comenzó como una premonición ahora pasada la tanda del primer platillo, tu
presencia pasó de ser el de una modelo que se exhibe en una pasarela a una
sirena que me inquietaba con el movimiento de sus ojos. La presencia del
mesero, me sacó del ensimismamiento en el que empezaba a caer, entonces decidí
invitarte a bailar, tú te colocaste en medio
de la pista, entonces me di cuenta que podía bailar aunque el elenco de músicos
entonara una sonata napolitana que provocó que nuestros movimientos fueran más
lentos y no por eso menos intensos, acerqué mi cuerpo junto al tuyo, pero tú súbitamente marcaste una distancia y yo decidí
seguir tu propio ritmo, entonces me
pregunté ¿cómo podría orbitar alrededor
tuyo?, decidí ondular mis brazos
como si te fuera a poseer , tú iniciaste
tus movimientos , tratando de imitar la ondulación de los míos, tu mirada dejó
de ser el centro de mi atención, tus
brazos y piernas expresaban una emoción diferente que nunca habían manifestado
anteriormente, entonces ¿Tú eras capaz
de sentir algo por mi?, me respondí en mis adentros, ni una palabra más al asunto,
la respuesta era más que afirmativa,
tú seguías bailando y yo empecé por mirar tus pies, luego tu
contorno, luego me enfoqué en el movimiento de tu cabello que lucía en color
negro, tu estiraste los abrazos y me acerqué poco a poco, los músicos
habían cambiado el ritmo pero nuestros movimientos se adaptaron para seguir con
el ritual.
Yo decidí besar tu mano, era la primera vez que
besaba alguna parte de tu cuerpo, tú solo sonreíste, quizá para ti no fue algo
nuevo, o tal vez esperabas que yo te besara en algún momento de nuestro
convivio, pero para mí fue una forma de expresar algo que en ese momento era
más importante que alguna palabra, no estaba muy seguro de quedar muy bien contigo,
lo mejor hubiera sido preguntarte si te sentiste a gusto con mi compañía, pero decidí no hacerlo y decidí continuar junto a ti, el olor de la comida se
mezcló con el humo del cigarrillo que tu habías encendido, a mí me apeteció un poco de vino, pero el tacto de tu piel me
atrapó, ¿Cuándo podré volver a experimentar esta sensación de plenitud?, me
pregunté, mientras tú solo me mirabas.
Entonces volvimos a nuestra mesa, cuantos
sentimientos experimenté aquella tarde, yo solo estoy seguro de que tú también
disfrutaste la ocasión de compartir tus sentimientos, sí, lo recuerdo
claramente, de tu bolsa sacaste un espejo, ¿porqué un espejo y no un lápiz labial?,
en ese momento llamó mi atención la
forma en como te mirabas en el espejo, parecía que tu universo estaba más allá de
lo visible, aquel umbral de donde dijiste haber venido, solo tú lo podías
identificar, yo traté de encontrar la manera de romper con esos silencios que
me comenzaron a inquietar, tu reflejo parecía hablar más de ti, cuando creí que
todo era serenidad, intentaste decir
algo que provocó el empañamiento del espejo, entonces, decidiste guardar el espejo como alguien que
guarda un tesoro y no quiere que los otros sepan donde lo oculta, ¿cómo podría
saber más de este hecho?, cuando la
noche era nuestra anfitriona, y la
música, el humo del cigarrillo, la fuerza de tu mirada, el silencio que guardabas
para que yo pudiera hablar más de lo que tenía previsto, en ese momento cambié de opinión sobre si
realmente estabas disfrutando plenamente el momento, acaso mi ocupación como
pintor me traería la respuesta al enigma que involuntariamente me habías
planteado.
Salimos del lugar, yo me sentí al parecer más
cansado que tú, pero decidiste que camináramos hacía el lugar donde vivías con tus Padres,
recuerdo que me entregaste una hoja con un poema que sólo alcance a leer el título,
llevaba por nombre “El Umbral”, quizá
sería la respuesta a todas mis inquietudes, entonces sentí mucho cariño por ti,
deslicé la hoja doblada en la bolsa de mi saco, entonces tú te adelantaste sin pedirme
que me apresurara, empezaste a caminar cada vez más a prisa pero no volteaste
la cara para decirme nada, entonces te desvaneciste en medio de la noche.
Yo solo quedé con una certeza, tenía un mensaje
en mi bolsillo que podría explicar de donde habías venido y donde habías
regresado. Caminé con dirección a mi estudio, ansioso de poder leer la hoja con
el mensaje, quise adivinar con mis pensamientos el lugar de donde provenías y los motivos por los cuales habías decidido
regresar a tu lugar de origen, pero
extrañamente yo también comencé a darme cuenta de que estaba en un lugar en el
que no me sentía del todo a gusto, será por que anhelaba partir a un lugar
donde hubieran otras leyes, otras verdades, donde la historia no tuviera hechos
sangrientos acumulados, solo me quedé con el recuerdo de aquella cena, de aquel
baile, y de aquel momento en que inscribiste un lugar llamado Umbral en mi pensamiento.
Ahora tengo la sensación de tener una nueva cita contigo, mientras termino de escribirte esta
carta que escucharás con mi voz, pero tendrás que esperar un poco, tengo una
cita con mi Madre, ella solo desea darme un beso y comprarme algo de comer, ya
volveré para decirte como me fue.
Colección Fotográfica de Adolfo y Armando Cristeto Patiño Torres, con textos de Ángel de la Rueda.
"Una Diva y dos poemas"
Las fotos de Diana Mariscal fueron hechas en 1975.
Gracias por los agradecimientos.... :D
ResponderEliminarGZ
Gustavo, agradezco tu mensaje. Saludos!
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