Diana Mariscal Ballet

domingo, 10 de julio de 2011

AGRADECIMIENTOS





Agradezco el apoyo de Tina French, por regalarme algunas de las fotografías aquí expuestas.

A Sergio García Michel, Dios lo bendiga donde quiera que se encuentre, por las imágenes de la entrevista realizada a Diana Mariscal para la revista "Nuestro Cine", Noticiario 8 - 16, realizada por Eduardo Martínez, como presentación de la película de 16 milímetros "Recuerdos de una Flor" protagonizada por Diana Mariscal en 1972, del Director Roberto D´Luna. 

A Myrna García Michel y Jennifer Boles, por las fotos promocionales de la película "Todos los Caminos van Anexas" (Sergio García, 1971). 

A Sergio Grippling por sus detalles de los videos de las canciones de Diana Mariscal en Youtube, y finalmente por su pasión y cariño puesto en Diana Mariscal, gracias!

También a Roberto Fiesco, quien me dio muchas referencias sobre publicaciones relacionadas con Diana Mariscal, agradezco su caballerosidad.

Mi total gratitud a la Maestra Zonia Rangel Mora, por haber compartido conmigo los mensajes de Sai Baba, y por el entusiasmo que despertó en mi para que lograra conocer a la divina Diana Mariscal, mi total agradecimiento.

Al muralista Julio Carrasco Bretón por su amistad, cariño y total apoyo para la recuperación de la memoria de Diana Mariscal. 

A Alfredo Gurrola González por obsequiarme una copia de su película "Descenso del País de la Noche". Muchas gracias! 

A Jorge Arturo Salgado por compartir las Canciones de Diana Mariscal, por su amistad.

A José Antonio Carbajal por su interés y participación para la publicación del Disco Inédito de Diana Mariscal para ORFEÓN VIDEOVOX Producción 2017.

A los Ejecutivos de ORFEÓN y en especial a Alfredo Calderón por la recopilación, remasterización y publicación del Disco de Diana Mariscal y Rockin Devil´s ORFEÓN VIDEOVOX Producción 2017. Muchas gracias por publicar temas de Diana Mariscal inéditos que ahora podremos disfrutar.

A Jorge Ojeda por compartir sus Lobby Cards de Cine Mexico y a José Alejandro Bayardi Nava por sus orientaciones entorno a Diana Mariscal como cantante de baladas y anécdotas para el recuerdo. 


A Federico Arana, por su libro "Guaraches de Ante Azul", publicación con anécdotas sobre Rock Nacional, y por haberme conseguido algunas fotos de la película "Fando y Lis" expuestas en el presente blog.

a Nicolás Ríos Chagoya, Jesús González, Salvador Villafuerte y José Luis Contreras por su amistad, y también por la pasión por coleccionar discos Lp´s de Rock and Roll Mexicano.

A la Maestra Nadine Markova por las bellas fotografías que hizo de Diana Mariscal.

Todo mi agradecimiento a Ricardo Castellano por compartir algunos temas de la Música Ye-ye Latinoamericana de los años 60´s y por su entusiasmo por hacer mejores colecciones musicales.

A Manuel Cañibe y Victor Avelar por su interés en la obra artística de Diana Mariscal.

A Armando Cristeto Patiño Torres por compartir conmigo su trabajo fotográfico sobre Diana Mariscal que alguna vez hiciera con la participación de Adolfo Patiño Torres y Ángel de la Rueda en 1975 y 1977 como parte de los trabajos artísticos del Grupo de Fotógrafos Independientes.

Mi reconocimiento para Gustavo Zamora por alimentar con imágenes de Diana Mariscal el presente Blog, por su entusiasmo y pasión por la música de los años sesentas.

A Diana Mariscal por su encanto, por su belleza, por su voz que es maravillosa. Ella es un tesoro invaluable y la razón de ser del presente blog.


A Luis de Llano Macedo por compartir sus memorias sobre Graciela Romero y Diana Mariscal.

Al célebre Artista y Fotógrafo Antonio Caballero Rodríguez por los bellos y míticos retratos hechos a Diana Mariscal para la Revista Nocturno.

Finalmente a la Biblioteca México "José Vasconcelos" de la Ciudadela por tener accesible al Público un acervo de Revistas de los años sesentas que sirvieron para la realización de este blog.








Elegía a Diana Mariscal

Diana Mariscal, ¿Cómo has dispuesto los utensilios de los que te vales para filtrar tu belleza?, yo he puesto todo  mi empeño para  rastrearlos en todo aquello que miro, una chica cruza las piernas en Vanidades, la revista  de la Industria de la  belleza, la modelo me hizo recordar el contorno de tus pestañas,  ahora el recuerdo de tu presencia contiene  tu cuerpo entero, yo solo me traslado al momento en que comenzaste a hablar de ti.  ¿Por qué dices que llevas desajustado tu cinturón?, si solo es una antípoda  impuesta por la moda, tus manos dispuestas como la mujer de la  revista, son breves gestos involuntarios o la señal de un juego fantástico para guiar mis pasos por la puerta que ahora señalas.

¡Deja ya de encumbrar aquella mujer  que cruza las piernas!, me dije a mí mismo, mientras me puse de pie para seguir tus pasos. Me sentí absolutamente dispuesto a cruzar el umbral desde donde dijiste  haber venido, sí, tu voz ahora fue más clara que en un principio, imaginé que tu voz se encontraba encapsulada en alguna parte de mis recuerdos que ahora confundo con el murmullo de las hojas que encuentro a mi paso,  tu mirada produjo  una vibración que provocó que  los peces de la fuente rompieran  la quietud del agua, pero tú  dijiste alguna vez  que las  Playas son prefectas para bañar tus pies, yo supongo que también en esta fuente tus pies fueron humedecidos por los peces que ahora me reciben con la timidez de un aleteo sincrónico, son ya las tres de la tarde, hace algunas horas debí haber llamado a mi Madre, para confirmar la hora de su llegada, ella sabe que su hijo puede llegar retrasado con ayuda de  cualquier pretexto, pero no pienso dejar esto inconcluso,  porque prometí  volver a  escribirte  cuando la nostalgia hiciera uso de su cruel artificio para invocar tu recuerdo más necesario,  recuerdo la vez que visitamos una tienda de pelucas, realmente no sabía que color deberías usar , a juzgar por la variedad de estilos que había en el lugar  yo te sugerí  que lucieras tu cabello rubio platinado, pero contigo es difícil encontrar un punto medio sobre los atuendos y decoraciones que puedan concretar tu personalidad, porque tu voz es muy dulce y cuando subes de tono para cantar luce muy sensual, como podría imaginar que siempre vistas colores oscuros o blancos si tu presencia responde más a un acto de magia que a un hecho concreto cotidiano. Con tu mirada dices que has bajado del Cielo, con tus manos provocas el temblor de los asistentes. Recuerdo cuando compré el disco promocional de “Fresas con Miel”, canción que escribiste, un poco para compensar  la idea de que el Amor es amargo, feo y hace mal. Aquel día puse el disco y escuche tu voz, tuve la sensación de que la melodía responde más a un destello angelical de tu personalidad sobre cualquier idea de Amor  que pudiera haber encontrado en un libro, pero me siento como aquel joven aludido por Salvador Novo en “Nuevo Amor” que añora los ojos azules de su amada y donde la Luna no tiene nada que ver con las breves luciérnagas que nos vigilan, escribe Novo.  En mí,  quedó  la presencia de tu mirada tan fresca y llena de asombro como la primera vez que te observé  mientras salías del Teatro Lírico, aquella tarde, eras como luz atrapada en un vestido que flotaba sobre tu cuerpo,  al poco tiempo, unos meses después de aquella presentación, te encontré en una librería en la Zona Rosa, ¿Cómo sería posible pasar de largo sin advertir tu presencia extraterrenal?, no quise saber más de perfumes, ni de  fragancias vendidas por catálogo, ese día decidí abordarte, sin vacilación alguna. Tu no querías arruinar tus pestañas, no querías que tu cara enrojeciera con nada, pero la fuerza de tus primeras palabras que expresaste cimbraron mis sentidos, será que no tenía pensado que me propusieras ser tu novio, y menos al inicio de una comida donde todavía ni siquiera  sabíamos que comeríamos.  Aquel día abandoné “La Casserole”, con la idea de que habías tocado mi cuerpo y alma, hasta ese momento pude conciliar mis deseos con la razón que provoca el convencimiento de que la casualidad es una mezcla de eventos que resultan imprevisibles.  Cuando por fin decidimos que comeríamos, tú comenzaste a jugar con el agua, tu dedo índice  entró  en contacto con el liquido transparente, yo pensé en ese momento  que tal vez querías que yo te comentara alguna anécdota o rompiera el silencio entre ambos, pero yo seguí poniendo los ojos sobre ti, en efecto convencido de que querías que fuera tu novio, imaginé como lucirías con una bata blanca cocinando para tus invitados, en una cocina donde tu cuerpo fuera azotado por el calor del horno y tú derretida con tu maquillaje y tu sombrero de fieltro azul celeste  se pusiera más oscuro. No pude contener la risa, entonces te volviste más terrenal que angelical cuando te revelé el motivo de mi risa. Luego continué pensando en silencio como debería  ponerme a la altura de los hechos, al aceptar un compromiso en donde teníamos que ver tú y yo. La comida fue para ti, como algo que podría remplazarse por otra cosa, quizá el silencio suplía de mejor manera la necesidad  de escuchar el  mejor consejo o halago  que te pude haber hecho aquella tarde, pero yo fui  en ese momento más un aprendiz de mi propia persona que  un hombre  experto en materia de psicoanálisis o ese alguien que con más relajación pudiera abordar la situación de otra manera, quizá empezando por tomar tu mano.  Pero mi caso, fue en aquel momento, algo que en sí era una revelación  que me ponía nervioso, más allá de lo que pudiera haber pensado sobre tu posible  papel de cocinera u otra cosa que te obligara a ser lo que por tu propia naturaleza  no te permitiera  desempeñar, entonces me di cuenta de que tu presencia iba más allá de lo que la vida práctica nos tiene previsto, recuerdo como tus labios parecían encarnar una mariposa que ondula en el aire mientras acercabas la copa de vino que para entonces te habían servido. Tu piel era muy blanca, tan blanca como la leche, como pudieras permanecer  tanto tiempo bajo el Sol, pensé, podrías desaparecer en cuestión de horas, mientras masticaba supe que algo de ti no era terrenal, si bien al inicio de nuestro encuentro comenzó como una premonición  ahora pasada la tanda del primer platillo, tu presencia pasó de ser el de una modelo que se exhibe en una pasarela a una sirena que me inquietaba con el movimiento de sus ojos. La presencia del mesero, me sacó del ensimismamiento en el que empezaba a caer, entonces decidí invitarte  a bailar, tú te colocaste en medio de la pista, entonces me di cuenta que  podía bailar aunque el elenco de músicos entonara una sonata napolitana que provocó que nuestros movimientos fueran más lentos y no por eso menos intensos, acerqué mi cuerpo junto al tuyo, pero tú  súbitamente marcaste una distancia y yo decidí seguir tu propio  ritmo, entonces me pregunté ¿cómo podría orbitar alrededor  tuyo?,  decidí ondular mis brazos como si te fuera  a poseer , tú iniciaste tus movimientos , tratando de imitar la ondulación de los míos, tu mirada dejó de ser el centro de mi atención,  tus brazos y piernas expresaban una emoción diferente que nunca habían manifestado anteriormente, entonces ¿Tú  eras capaz de sentir algo por mi?, me respondí  en  mis adentros, ni una palabra más  al asunto,   la respuesta era más que afirmativa, tú seguías  bailando  y yo empecé por mirar tus pies, luego tu contorno, luego me enfoqué en el movimiento de tu cabello que lucía en color negro,  tu  estiraste los  abrazos y me acerqué poco a poco, los músicos habían cambiado el ritmo pero nuestros movimientos se adaptaron para seguir con el ritual.

Yo decidí besar tu mano, era la primera vez que besaba alguna parte de tu cuerpo, tú solo sonreíste, quizá para ti no fue algo nuevo, o tal vez esperabas que yo te besara en algún momento de nuestro convivio, pero para mí fue una forma de expresar algo que en ese momento era más importante que alguna palabra, no estaba muy seguro de quedar muy bien contigo, lo mejor hubiera sido preguntarte si te sentiste a gusto con mi compañía, pero decidí  no hacerlo y decidí  continuar junto a ti, el olor de la comida se mezcló con el humo del cigarrillo que tu habías encendido, a mí  me apeteció  un poco de vino, pero el tacto de tu piel me atrapó, ¿Cuándo podré volver a experimentar esta sensación de plenitud?, me pregunté, mientras tú solo me mirabas.   

Entonces volvimos a nuestra mesa, cuantos sentimientos experimenté aquella tarde, yo  solo estoy seguro de que tú también disfrutaste la ocasión de compartir tus sentimientos, sí, lo recuerdo claramente, de tu bolsa sacaste un espejo, ¿porqué un espejo y no un lápiz labial?, en ese  momento llamó mi atención la forma en como te mirabas en el espejo, parecía que tu universo estaba más allá de lo visible, aquel umbral de donde dijiste haber venido, solo tú lo podías identificar, yo traté de encontrar la manera de romper con esos silencios que me comenzaron a inquietar, tu reflejo parecía hablar más de ti, cuando creí que todo era serenidad,  intentaste decir algo que provocó el empañamiento del espejo, entonces,  decidiste guardar el espejo como alguien que guarda un tesoro y no quiere que los otros sepan donde lo oculta, ¿cómo podría saber  más de este hecho?, cuando la noche era nuestra anfitriona, y  la música, el humo del cigarrillo, la fuerza de tu mirada, el silencio que guardabas para que yo pudiera hablar más de lo que tenía previsto,  en ese momento cambié de opinión sobre si realmente estabas disfrutando plenamente el momento, acaso mi ocupación como pintor me traería la respuesta al enigma que involuntariamente me habías planteado.

Salimos del lugar, yo me sentí al parecer más cansado que tú, pero decidiste que camináramos  hacía el lugar donde vivías con tus Padres, recuerdo que me entregaste una hoja con un  poema que sólo alcance a leer el título, llevaba por nombre “El Umbral”, quizá sería la respuesta a todas mis inquietudes, entonces sentí mucho cariño por ti, deslicé la hoja doblada en la bolsa de mi saco, entonces tú te adelantaste sin pedirme que me apresurara, empezaste a caminar cada vez más a prisa pero no volteaste la cara para decirme nada, entonces te desvaneciste en medio de la noche.

Yo solo quedé con una certeza, tenía un mensaje en mi bolsillo que podría explicar de donde habías venido y donde habías regresado. Caminé con dirección a mi estudio, ansioso de poder leer la hoja con el mensaje, quise adivinar con mis pensamientos el lugar de donde provenías  y los motivos por los cuales habías decidido regresar a tu lugar de origen,  pero extrañamente yo también comencé a darme cuenta de que estaba en un lugar en el que no me sentía del todo a gusto, será por que anhelaba partir a un lugar donde hubieran otras leyes, otras verdades, donde la historia no tuviera hechos sangrientos acumulados, solo me quedé con el recuerdo de aquella cena, de aquel baile, y de aquel momento en que inscribiste un lugar llamado Umbral en mi pensamiento.                    

Ahora tengo la sensación de tener una nueva  cita contigo, mientras termino de escribirte esta carta que escucharás con mi voz, pero tendrás que esperar un poco, tengo una cita con mi Madre, ella solo desea darme un beso y comprarme algo de comer, ya volveré para decirte como me fue.

Colección Fotográfica de Adolfo y Armando Cristeto Patiño  Torres, con textos de Ángel de la Rueda.

"Una Diva y dos poemas"  

Las fotos de Diana Mariscal fueron hechas en 1975.
























    

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